SILVIA DABUL


Silvia Dabul nació en Mendoza, se graduó como Licenciada en Piano en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo. Vive en Buenos Aires y es invitada regularmente a los principales ciclos y salas del país. Se ha presentado también en Uruguay, Paraguay, Sudáfrica, Francia y Alemania. Grabó dos CD con música para dos pianos y piano a cuatro manos (Clásica), la obra completa de Kim Helweg para dos pianos y percusión (Focus Recording), Parajes (IRCO), canciones de compositores argentinos sobre textos de su autoría y Mélanges (l´Empreinte digitale, francia). Trabaja como profesora de piano en el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla.

Como poeta, publicó Lo que se nombra (Ediciones en Danza 2006), Cultivo de especias (Ediciones en Danza 2011). Ha sido incluida en diversas antologías.

Es autora del Diario del Otro Lado, publicación digital in progress de 20 cuadernos de sueños registrados desde 2012.


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17.12.13

Trece maneras de mirar un mirlo


1
Entre veinte cerros nevados
lo único que se movía
era el ojo de un mirlo.

2
Yo era de tres pareceres,
como un árbol
en el que hay tres mirlos.

3
En el viento de otoño giraba el mirlo.
Tenía un papel muy breve en la pantomima.

4
Un hombre y una mujer
son uno.
Un hombre y una mujer y un mirlo
son uno.

5
Yo no sé si prefiero
la belleza de las inflexiones
o la belleza de las insinuaciones,
si el nido silbando
o después.

6
El hielo cubría el ventanal
de cristales bárbaros.
La sombra del mirlo
lo cruzaba de un lado a otro.
La fantasía
trazaba en la sombra
una causa indescifrable.

7
Oh, delgados hombres de Haddam,
¿por qué imagináis pájaros dorados?
¿No veis cómo el mirlo
anda entre los pies
de las mujeres que os rodean?

8
Conozco nobles acentos
e inevitables ritmos lúcidos;
pero también conozco
que el mirlo anda complicado
en lo que conozco.

9
Cuando el mirlo se perdió de vista
señaló el límite
de un círculo entre otros muchos.

10
Al ver mirlos
volar en la luz verde,
hasta los charlatanes de la eufonía
gritarían agudamente.

11
Viajaba por Connecticut
en un coche de cristal.
Una vez le entró el miedo,
por haber confundido
la sombra de su equipaje
con mirlos.

12
El río se mueve.
Estará volando el mirlo.

13
Toda la tarde fue de noche.
Nevaba,
iba a seguir nevando.
El mirlo se detuvo
en la rama del cedro.

Wallace Stevens

Versión de Raúl Gustavo Aguirre

10.12.13

La muerte del fénix


En los himnos que cantamos
hay una flauta,
en la flauta que nos habita
un fuego
y en el fuego que encendemos
un Fénix verde.
En su elegía no he distinguido
mi ceniza de tu polvo.

Una nube de lilas basta para ocultarnos la
jaima del pescador.
Camina, pues, sobre las aguas como el Señor.
Ella me ha dicho:
El recuerdo que llevo de ti no está
desierto
y ya no hay enemigos para las rosas que
surgen de los escombros de tu casa.

Un anillo de agua rodeaba la elevada montaña
y el Tiberíades era el patio trasero del primer Paraíso.
Le dije: la imagen del universo se ha completado
en unos ojos verdes.
Ella me respondió: Oh, mi príncipe y mi cautivo,
guarda mis vinos en tus jarras.

Los dos extraños que se han consumido en
nosotros son
esos que hace un instante han intentado matarnos,
los que volverán a sus espadas dentro de poco,
los que nos preguntan: ¿Quiénes sois?
-Dos sombras de lo que fuimos aquí,
dos nombres del trigo que crecen en el pan de
las batallas.

No quiero regresar ahora, como
los Cruzados de mi casa. Soy
todo este silencio entre los dioses y los que
se inventaron un nombre.
Soy la sombra que camina sobre las aguas,
la escena y el testigo,
el adorador y el templo
en la tierra de mi asedio y del tuyo.

Sé mi amado entre dos guerras
en el espejo -dijo ella-.
No quiero regresar ahora a la
fortaleza de mi padre.
Llévame a tu viña y reúneme con tu madre.
Perfúmame con agua de albahaca, espárceme
sobre la vasija de plata, péiname,
enciérrame en la cárcel de tu nombre, mátame
de amor. Cásate conmigo.
Despósame por los ritos agrarios,
adiéstrame en la flauta y quémame para que nazca
como el Fénix, de mi fuego y del tuyo.

Una forma semejaba al Fénix llorando
ensangrentado
antes de caer al agua
cerca de la jaima del pescador.

¿De qué sirve mi espera y la tuya?

Mahmud Darwish

¿Por qué has dejado al caballo solo?, 1995
Versión María Luisa Prieto


20.11.13


La edad tiene manos de flecha 
la edad es una planta 
que habla como un pájaro desnudo
y tiende trampas de luz 
El relámpago empuja una mano desnuda 
el relámpago habla de la edad sin ojos 
y saluda a las flechas desnudas 
que vienen del corazón del vacío 
La mano es blanca como una pluma de planta 
la mano es blanca como una hoja de pájaro
la mano lleva una campana que duerme 
en el espacio mudo 
y se posa sobre un relámpago adormecido 
La hoja es un corazón mudo 
la hoja olvida que duerme 
habla como campana vacía 
y despierta a los pájaros blancos
que cayeron en una trampa de edad 
las hojas intercambian ojos 
las hojas son blancas 
como la edad la luz y el espacio 

Jean Arp

16.11.13

Paul Celan


Habla también tú
sé el último en hablar,
di tu palabra.

Habla-
Pero no separes el No del Sí.
Y da a tu palabra sentido:
dale sombra.

Dale bastante sombra,
dale tanta
como en torno de ti sepas extenderla entre
medianoche y mediodía y medianoche.

Mira alrededor:
ve cómo lo viviente deviene entorno.
En la muerte ¡Viviente!
Dice la verdad quien dice sombra.

Pero ahora se contrae el lugar donde estás:

¿Adónde ahora, despojado de sombra, adónde?
Sube. Tantea en lo alto.
Te haces más sutil, más irreconocible, más fino.

Más fino: un hilo
por el que quiere descender la estrella
para nadar debajo, al fondo,
donde se ve brillar: sobre móviles dunas
de palabras errantes.



Paul Celan

de "Umbral en umbral"
(mix de las versiones de José Angel Valente y Rogelio Bazán)

7.11.13

Ese oscuro objeto


El objeto intangible, inodoro, inalcanzable, invisible, asemántico, inexistente de la música.
La música es incluso más una nada que la muerte que convoca en la invocación pánica de las sirenas.

Pascal Quignard
El odio a la música

2.8.13

Aquí

El tiempo es solo un río en el que voy a pescar. Bebo en él; pero mientras bebo veo el lecho arenoso y descubro cuán superficial es. Su fina corriente se desliza a lo lejos, pero la eternidad permanece. Yo bebería más profundamente; pescaría en el cielo, cuyo suelo está plagado de estrellas. No puedo contar una sola. No sé siquiera la primera letra del alfabeto. Siempre he deplorado no ser tan sabio como lo era el día en que nací. La inteligencia es un hendedor; discierne y se abre camino en el secreto de las cosas. No deseo estar con mis manos más ocupadas de lo necesario. Mi cabeza es manos y pies. Siento concentradas en ella mis mejores facultades. Mi instinto me dice que mi cabeza es un órgano cavador, como los hocicos y garras de algunos animales anteriores, y con ella horadaría mi camino a través de estas colinas. Creo que la vena más rica se halla en algún sitio de estos alrededores; así lo juzgo por mi varita de zahorí y los finos vapores que se elevan, y aquí comenzaré a cavar.

Henry David Thoreau, Walden

10.4.13

Un salto al vacío

El hombre “piensa el mundo que ve”, de este modo lo crea. Y este pensar se produce mediante un proceso circular recurrente. Se parte de un concepto que es una idea —forma revestida de un pseudo significado aparente— y luego de un cierto lapso, se vuelve al punto de partida. Si se ha llegado a “nuevas conclusiones”, estas no son otra cosa que la misma idea inicial disfrazada de “algo diferente”. Todo lo que hacemos y decimos es producto de este orden secuencial repetitivo; de tal modo nada cambia. El hombre está encerrado en una especie de jaula llena de espejos donde sólo le es dable observar las maquinaciones de su cerebro, y a lo que registra con sus cinco sentidos lo llama “realidad circundante”. Esta realidad es, intrínsecamente, un constructo interpretativo perceptual que le impide ver el mundo tal cual es. Es decir que toma la apariencia, que él mismo fabrica, por La Realidad que se oculta detrás de todas sus elucubraciones, por más elaboradas que estas pudieran ser.
Por causa de esta falacia cognitiva fundamental, tal remedo de realidad es sólo una mera explicación intelectiva del mecanismo que le dio existencia —el cerebro— mediante un proceso de análisis lógico que lo conduce a conclusiones cuasi definitivas. A la absolutidad del “SI” se le opone la absolutidad del “NO” y entre ambas basculan los diversos paradigmas que conforman lo que el hombre considera como Real.
Luego, ¿qué es la Realidad? Desde la lógica cerebral no puede ser aprehendida. Hay que atreverse a dar un salto al vacío, más allá de toda lógica, de todo pensamiento discursivo, es decir, más allá de toda racionalidad, para escapar de la cárcel tramposa del mecanismo de la biocomputadora. Para ello es necesario adjurar por entero de lo que creo ser, cambiar el significado de mí para mí mismo. Y, por supuesto, vencer el pánico visceral que tamaña decisión límite me cause.


Ernesto Ocampo
Breves recuerdos de la Realidad

25.3.13

Oro sin tierra


¡Ven! Pero no te reúnas con nosotros sin tu música.
Celebramos una fiesta, levanta y golpea el tambor.

Hay luz ahora, hay luz, hay luz ahora, hay luz.

Somos el alma del mundo, no pesamos como cuerpo.
Somos el oro del alma sin tierra, sin espacio o tiempo.
Somos cazador y presa, noche y día, oculto y visto.

El amor es nuestra madre, del amor hemos nacido.


Rumi
(versión SD)


7.3.13

Raja Yoga, un sendero de meditación


Los maestros de la ciencia del Raja Yoga declaran que nadie puede ser religioso hasta haber pasado por la experiencia. Si hay un Dios debemos verlo, si hay un alma debemos percibirla, de lo contrario es mejor no creer. Es preferible ser un ateo que un hipócrita.

La ciencia del Raja Yoga propone poner ante la humanidad un método práctico y científicamente construido para alcanzar la verdad. En primer lugar, toda ciencia debe tener su método propio de investigación. Si se desea ser astrónomo, y uno se sienta y grita: "¡Astronomía! ¡Astronomía!", jamás llegará a serlo. Lo mismo sucede con la química. Hay que seguir un método, ir a un laboratorio, tomar ciertas sustancias, mezclarlas, combinarlas, experimentar con ellas y de todo ello extraer los conocimientos químicos.

La ciencia del Raja Yoga propone, en primera instancia, darnos un medio para observar los estados internos. El instrumento para ello es la misma mente. El poder de atención, cuando esta debidamente guiado y dirigido hacia el mundo interno, analiza la mente e ilumina los hechos para nosotros. Los poderes de la mente son como rayos de luz diseminados. Cuando se concentran, iluminan. Y este es nuestro único medio de obtener el Conocimiento.

Swami Vivekananda

14.2.13

Sat Chit Anand


“En verdad te revelaré mis divinas manifestaciones, Oh Arjuna, mas sólo he de hablarte de las principales, pues no hay límite para las variantes menores.”

Bhagavad Gita, 10-19


MEDITACIÓN

El término meditación, tal y como se entiende en la cultura oriental, no se refiere a reflexión o pensamiento profundo (sentido comúnmente aceptado en Occidente), sino exactamente todo lo contrario. Por meditación se entiende la eliminación total de cualquier tipo de pensamiento, mediante la concentración de la mente en un solo punto, como pasivo observador, sin calificar, enjuiciar ni deducir nada. Se puede observar que todo lo que tiene poder de atraer y absorber nuestra atención nos produce paz y satisfacción, como consecuencia inmediata del acto de concentración mental. 
La concentración mental reporta un ahorro de actividad inútil. El agotamiento experimentado al final de la jornada diaria es debido, en su mayor parte, al gran volumen de actividad mental que desarrollamos, a veces necesaria y, bastante a menudo, innecesaria e involuntaria.
Para producir cualquier pensamiento, para desarrollar cualquier proceso de cálculo o razonamiento, nuestro cerebro consume una cierta cantidad de energía vital, ya que sólo gracias a ella se hace posible el proceso del pensamiento. Tratando de estar tan sólo un minuto, sin pensar absolutamente nada, se puede comprobar fácilmente qué vano es nuestro esfuerzo por conseguirlo. Por el contrario, muchos pensamientos nos asedian continuamente en diferentes direcciones, sin ningún orden ni control, ajenos a nuestra voluntad y a pesar de no desear producirlos. Esto da idea de cuantos cientos y cientos de pensamientos innecesarios ocupan nuestra mente durante el día, manteniendo nuestro cerebro y sistema nervioso en continuo trabajo y desgaste inútil.
Aquí es donde la meditación cumple perfectamente su papel. Cuando no tenemos nuestra mente ocupada en resolver algo concreto, necesitamos un punto que tenga el poder de absorber nuestra atención y concentrarla ahí, para experimentar paz y relax.
De este modo aumentamos nuestra capacidad de rendimiento en nuestro quehacer diario, que en consecuencia deja de ser una tarea desagradable, convirtiéndose en un foco de satisfacción.
Si además queremos experimentar paz constante, necesitamos un punto de concentración constante, que siempre esté con nosotros, y utilizable en cualquier circunstancia.
Y esto solo es simplemente esta Vibración Primordial que, morando en nuestro interior, nos da la vida, acompañándonos en todo tiempo y lugar a través de todo tipo de situaciones hasta el momento en que ésta abandona el cuerpo físico, circunstancia que ocasiona la muerte.
Esta Vibración Primordial se manifiesta por sí sola dentro de todo lo que existe y es la Realidad Ultima, soporte de toda la creación, siendo el ser humano el último eslabón de la cadena evolutiva ascendente.
En esta forma humana se tiene la oportunidad, no sólo de vivir, sino de reconocer por qué vivir, pues el Maestro Perfecto vivo puede abrir la puerta que lleva al ser humano a fundirse de nuevo con su Fuente. Rompiendo así la ilusoria identificación con el ego temporal, que no es más que un mal sustituto de esa experiencia interior de total plenitud en sí misma, que ha sido descrita en los Vedas, Upanishads, el Gita y casi todas las escrituras hindúes, como el estado de Sat Chit Anand: Verdad, Conciencia, Dicha Suprema. O sea, la experiencia interior de la Verdad, esa energía omnipresente y eterna, despierta la Conciencia al estado de Dicha Suprema.
También todas las escrituras coinciden en que esta Vibración Primordial no es audible con los oídos externos, ni pronunciable con los labios, ni abarcable por la mente ni el intelecto, ya que siendo una experiencia infinita, se tiene más allá de la razón y la lógica humana. Así pues, se ha de trascender todo estado mental o racional, para poder acceder a esta experiencia, anulando el propio ego y la mente.
Aquí precisamente —siendo impotentes por nosotros mismos para obtener esa experiencia de liberación— se concreta el papel del Maestro Perfecto o Satguru (verdadero Guru): revelar el modo natural de experimentar esta Vibración dentro de cada ser humano que, «con humildad y sincero deseo», busca la Verdad. Haciendo de puente, de transformador, entre ese estado perfecto e infinito con el que Él está fundido, y el estado imperfecto y limitado en que nos encontramos, debido a nuestra identificación con nuestra mente y nuestro ego.
El Maestro Perfecto lleva al ser humano a su Fuente de origen. Al hacerle entrar en  contacto con ese estado infinito e ilimitado en el que vibra esa Energía Interior, le libra de la esclavitud de su falso ego individual, que es como una fortaleza, fabricada por el miedo, a la inseguridad y agonía que produce vivir desconociendo su propia identidad: el no saber quién es, por qué está aquí y adónde va. Por eso se crea una falsa personalidad, que crece en el abonado terreno del miedo.

Julio Pardilla, prólogo del Baghavad Gita

25.1.13

Voy a dormir


Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...



Alfonsina Storni