SILVIA DABUL
Silvia Dabul nació en Mendoza, se graduó como Licenciada en Piano en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo. Vive en Buenos Aires y es invitada regularmente a los principales ciclos y salas del país. Se ha presentado también en Uruguay, Paraguay, Sudáfrica, Francia y Alemania. Grabó dos CD con música para dos pianos y piano a cuatro manos (Clásica), la obra completa de Kim Helweg para dos pianos y percusión (Focus Recording), Parajes (IRCO), canciones de compositores argentinos sobre textos de su autoría y Mélanges (l´Empreinte digitale, francia). Trabaja como profesora de piano en el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla.
Como poeta, publicó Lo que se nombra (Ediciones en Danza 2006), Cultivo de especias (Ediciones en Danza 2011). Ha sido incluida en diversas antologías.
Es autora del Diario del Otro Lado, publicación digital in progress de 20 cuadernos de sueños registrados desde 2012.
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28.12.06
Antonio Gamoneda
Sábana negra en la misericordia:
Tu lengua en un idioma ensangrentado.
Sábana aún en la sustancia enferma,
la que llora en tu boca y en la mía
y, atravesando dulcemente llagas,
ata mis huesos a tus huesos humanos.
No mueras más en mí, sal de mi lengua.
Dame la mano para entrar en la nieve.
Del "Libro del frío" 1992
24.12.06
19.12.06
Poemas de Elba Serafini
Oruga o mariposa
te quedás adentro o afuera.
Afuera está el mal, me advirtieron
pero no les hice caso
y desplegué las alas mas buscadas
por los coleccionistas.
--------------------------------------------------
Junto pétalos de rosas caídas
y los guardo
en un libro prestado,
elijo las páginas y uno a uno
los acomodo con esmero,
sé que en unos días
estarán tensos y más frágiles.
Tal vez la belleza oculta se perpetúe.
Antes me acercaba al jardín maléfico,
escondida entre alimañas
esperaba oler lo que las abejas libaban
en silencio pero alerta.
Ahora necesito levantar los pies
que el agua se escabulla con presteza,
abrir las puertas, descansar.
No me pertenecen los libros, los jardines,
los pétalos secos
y me sorprende el trepidar de la memoria.
te quedás adentro o afuera.
Afuera está el mal, me advirtieron
pero no les hice caso
y desplegué las alas mas buscadas
por los coleccionistas.
--------------------------------------------------
Junto pétalos de rosas caídas
y los guardo
en un libro prestado,
elijo las páginas y uno a uno
los acomodo con esmero,
sé que en unos días
estarán tensos y más frágiles.
Tal vez la belleza oculta se perpetúe.
Antes me acercaba al jardín maléfico,
escondida entre alimañas
esperaba oler lo que las abejas libaban
en silencio pero alerta.
Ahora necesito levantar los pies
que el agua se escabulla con presteza,
abrir las puertas, descansar.
No me pertenecen los libros, los jardines,
los pétalos secos
y me sorprende el trepidar de la memoria.
15.12.06
4.12.06
Goldberg Variations
Glenn Gould en la histórica versión de las Variaciones Goldberg de Bach de 1981. |
2.12.06
Edgar Bayley
La claridad
Me ha tentado siempre la claridad
Y la claridad se me ha negado a veces
Como un pájaro que vuela en sueños
Y cae y sigue cayendo
Sin volar
Como peso muerto
Me ha tentado siempre la claridad
Especialmente la claridad de las hojas de saúco
También la claridad del guijarro
Y de las ramas de abeto
Y la rápida y voraz claridad de una salamandra
He querido tener claridad para mirar
Los terrones del campo recién removido
Y para mirar también el mismo arado
Y el agua que se desliza límpida por la acequia
Claridad he querido para recorrer tantos sueños
Y glorias y poderes y dispersas situaciones y gentes
Y para estar en el aire sin ausentarme del fuego
Me ha tentado siempre la claridad
De estar totalmente en cada flor
En cada herida o condena o semilla
He querido tener claridad para vivir
Y cuando al fin pude definir la claridad que yo buscaba
Advertí cuánto sueño y plumón y roja tierra
Y confusión y olvido hacen falta para comprender claramente
Y estar aquí con total lucidez sentado a la vera del camino
Avivando el fuego bajo el cielo y el polvo de las horas
Y como me ha tentado siempre la claridad
Aquella vez cuando bajo un abierto y extendido sol
Comenzaron a encresparse las aguas de la bahía
Hasta adquirir un tinte violáceo
Y un gran pájaro blanco surgió de repente de entre las nubes
Batiendo sus alas y revoloteando suavemente a mi alrededor
Decidí que era el momento de arrojar estas palabras al mar
Porque la claridad que tanto he buscado
Sólo está en algunos silencios
En algunos espacios en blanco
Antes y después de unas pocas y triviales palabras
De Alguien llama, Buenos Aires/Barcelona, Editorial Argonauta, 1983
Me ha tentado siempre la claridad
Y la claridad se me ha negado a veces
Como un pájaro que vuela en sueños
Y cae y sigue cayendo
Sin volar
Como peso muerto
Me ha tentado siempre la claridad
Especialmente la claridad de las hojas de saúco
También la claridad del guijarro
Y de las ramas de abeto
Y la rápida y voraz claridad de una salamandra
He querido tener claridad para mirar
Los terrones del campo recién removido
Y para mirar también el mismo arado
Y el agua que se desliza límpida por la acequia
Claridad he querido para recorrer tantos sueños
Y glorias y poderes y dispersas situaciones y gentes
Y para estar en el aire sin ausentarme del fuego
Me ha tentado siempre la claridad
De estar totalmente en cada flor
En cada herida o condena o semilla
He querido tener claridad para vivir
Y cuando al fin pude definir la claridad que yo buscaba
Advertí cuánto sueño y plumón y roja tierra
Y confusión y olvido hacen falta para comprender claramente
Y estar aquí con total lucidez sentado a la vera del camino
Avivando el fuego bajo el cielo y el polvo de las horas
Y como me ha tentado siempre la claridad
Aquella vez cuando bajo un abierto y extendido sol
Comenzaron a encresparse las aguas de la bahía
Hasta adquirir un tinte violáceo
Y un gran pájaro blanco surgió de repente de entre las nubes
Batiendo sus alas y revoloteando suavemente a mi alrededor
Decidí que era el momento de arrojar estas palabras al mar
Porque la claridad que tanto he buscado
Sólo está en algunos silencios
En algunos espacios en blanco
Antes y después de unas pocas y triviales palabras
De Alguien llama, Buenos Aires/Barcelona, Editorial Argonauta, 1983
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