Presentimiento


Durante muchos días me seguiste. 
En el canto del pájaro, en las sombras, 
en las modulaciones del espacio: 
aprendí a conocerte. 
Yo sentía tu luz atravesarme 
como una flecha de oro envenenada. 
Te desobedecía arrepentida. 
Me hablabas en secreto. 
En los espejos rotos, en la tinta 
azul de los cuadernos que dejabas 
sobre la mesa de mi dormitorio. 
Yo temblaba al mirarte, yo temblaba 
como tiemblan las ramas reflejadas 
en el agua movida por el viento. 
Ahora que conozco tus señales, 
tu piel y tus orejas, tu semblante, 
no trataré de desobedecerte, 
y me arrodillaré frente a tu imagen, 
implacable sibila que me sigues.

Silvina Ocampo