Zelarayán
La gran salina La locomotora ilumina la sal inmensa, los bloques de sal de los costados, los yuyos mezclados con sal que crecen entre las vías. Yo vacilo... y callo... porque estoy pensando en los trenes de carga que pasan de noche por la Gran Salina. La palabra misterio hay que aplastarla como se aplasta una pulga, entre los dos pulgares. La palabra misterio ya no explica nada. (El misterio es nada y la nada no se explica por sí misma.) Habría que reemplazar la palabra misterio (al menos por hoy, al menos por este "poema") por lo que yo siento cuando pienso en los trenes de carga que pasan de noche por la Gran Salina. La pera trepida en el plato. La miel se desespera en el frasco cerrado, para desesperación de las moscas que le acechan posadas al vidrio. Pero yo no me explico y hasta ahora nadie ha podido explicarme por qué me sorprendo pensando en la Gran Salina. Continuar la lectura aquí