SILVIA DABUL


Silvia Dabul nació en Mendoza, se graduó como Licenciada en Piano en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo. Vive en Buenos Aires y es invitada regularmente a los principales ciclos y salas del país. Se ha presentado también en Uruguay, Paraguay, Sudáfrica, Francia y Alemania. Grabó dos CD con música para dos pianos y piano a cuatro manos (Clásica), la obra completa de Kim Helweg para dos pianos y percusión (Focus Recording), Parajes (IRCO), canciones de compositores argentinos sobre textos de su autoría y Mélanges (l´Empreinte digitale, francia). Trabaja como profesora de piano en el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla.

Como poeta, publicó Lo que se nombra (Ediciones en Danza 2006), Cultivo de especias (Ediciones en Danza 2011). Ha sido incluida en diversas antologías.

Es autora del Diario del Otro Lado, publicación digital in progress de 20 cuadernos de sueños registrados desde 2012.


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20.4.06

Listo, el sapo del cuentito se llamará Ovidio. Gracias por participar...
En casa tenemos un sapo desde hace tres años, cada vez que llueve sale de los canteros y lo vemos saltar sobre las baldosas. Mi hijo le puso Saltarín, porque el sapo es su privada y queridísima mascota. Es un sapo verdaderamente gordo. Y no es verde, sino marrón. Voy a buscarlo ahora, si se deja ver le saco una foto.
¿Alguien sería tan amable de informarme si el sapo es un ofidio? ¿U ofidio son las víboras solamente? Si es así, lo saco ya mismo del cuentito, con víboras...nada de nada.
Muchas gracias desde ya.

18.4.06

De solución fisiológica y tránsito hacia la región áurea.

Y colorín... ¿colorado? pronunció muy quedamente...
Se puso en el pelo la hebilla violeta y encargó a Soledad, la modista, un vestido sin costuras para no rozar las llagas. De ningún modo quería que fuera su sangre lo que apagara en Pabilo las ganas de arder.

17.4.06

De la torpeza bipolar o febril catarsis de Amnesia.

Y así fue como Amnesia, la arañita, luego de mirarse extraviada las patas durante días y días, no tuvo ya qué comer, perdió tonicidad pilosa, y, creyendo que la gota de alcohol que colgaba de su tela era un nosode homeopático, abrió la boca y entró en estado alfa.

15.4.06

De lo que la durmiente calla

Durante esos cien años soñó que caminaba. El bosque que crecía alrededor del castillo fue el escenario de su permanente deambular. Luego del beso del príncipe, mientras los que con ella dormían festejaban el fin del hechizo, pensó que ninguna precaución había evitado que el huso la lastimara, y supo que los pies envejecidos, tarde o temprano, harían evidente la diferencia de edad.