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Mostrando las entradas de 2006

Antonio Gamoneda

Sábana negra en la misericordia: Tu lengua en un idioma ensangrentado. Sábana aún en la sustancia enferma, la que llora en tu boca y en la mía y, atravesando dulcemente llagas, ata mis huesos a tus huesos humanos. No mueras más en mí, sal de mi lengua. Dame la mano para entrar en la nieve. Del "Libro del frío" 1992

Poemas de Elba Serafini

Oruga o mariposa te quedás adentro o afuera. Afuera está el mal, me advirtieron pero no les hice caso y desplegué las alas mas buscadas por los coleccionistas. -------------------------------------------------- Junto pétalos de rosas caídas y los guardo en un libro prestado, elijo las páginas y uno a uno los acomodo con esmero, sé que en unos días estarán tensos y más frágiles. Tal vez la belleza oculta se perpetúe. Antes me acercaba al jardín maléfico, escondida entre alimañas esperaba oler lo que las abejas libaban en silencio pero alerta. Ahora necesito levantar los pies que el agua se escabulla con presteza, abrir las puertas, descansar. No me pertenecen los libros, los jardines, los pétalos secos y me sorprende el trepidar de la memoria.

Edgar Bayley

La claridad Me ha tentado siempre la claridad Y la claridad se me ha negado a veces Como un pájaro que vuela en sueños Y cae y sigue cayendo Sin volar Como peso muerto Me ha tentado siempre la claridad Especialmente la claridad de las hojas de saúco También la claridad del guijarro Y de las ramas de abeto Y la rápida y voraz claridad de una salamandra He querido tener claridad para mirar Los terrones del campo recién removido Y para mirar también el mismo arado Y el agua que se desliza límpida por la acequia Claridad he querido para recorrer tantos sueños Y glorias y poderes y dispersas situaciones y gentes Y para estar en el aire sin ausentarme del fuego Me ha tentado siempre la claridad De estar totalmente en cada flor En cada herida o condena o semilla He querido tener claridad para vivir Y cuando al fin pude definir la claridad que yo buscaba Advertí cuánto sueño y plumón y roja tierra Y confusión y olvido hacen falta para comprender claramente Y estar aquí con total lucidez sentad

Marosa

Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se alimenta de muchas especies y de sólo una. La busca en la noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por rubí. Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande, con rizos, vestido celeste. Un picaflor le trabaja el sexo. Ella brama y llora. Y el pájaro no se detiene. Marosa di Giorgio La flor de Lis

Aguirre

La soledad o es ella ella abre sus brazos al horizonte pero el mar es tan grande que sólo una gaviota lo atraviesa ella abre sus brazos al mundo abre sus brazos pero es tan grande el dolor que sólo se acercan los niños ella abre los brazos a la oscuridad abre los brazos pero no viene nadie y entonces el hombre que la habita fuma y la hace toser Raúl Gustavo Aguirre

Poema del amor triste

Adiós. Interpretemos el vuelo de las bandadas que dejan sombras de tijeras en el agua. Son páginas veloces escritas en el aire. Celebración cifrada de antiguas mutaciones. Ten paciencia con el río: adelanta, aquieta, entrecorta el vuelo. El agua tiene puntuaciones móviles y aprender a leerte lleva toda la vida. ............................... Zumban en mi boca abejas atrapadas en su propia miel. Pero la calle está quieta. Sorda. Embotellada en su licor narcótico. Paciencia. Algún sol brillará. Alguna fiesta animada por globos aerostáticos. Detrás de las fogatas, las mujeres solas conversan sobre un hombre que ha dejado de hablar. ........................... Adiós, amada. Te veo haciendo equilibrio entre los cables telefónicos que abren sus brazos al cielo. La ciudad pudorosa, amor. Sus voces encerradas en hilitos negros. Transportadas por corrientes que nadie conoce a ciencia cierta y que da miedo conocer de otra manera. Sobre la hamaca horizontal de los andamios los obreros del aire l

Szymborska

ESTOY DEMASIADO CERCA Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo. No vuelo sobre él, de él no huyo Entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca. No es mi voz el canto del pez en la red. Ni de mi dedo rueda el anillo. Estoy demasiado cerca. La gran casa arde Sin mí gritando socorro. Demasiado cerca para que taña la campana en mi cabello. Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped que abriera las paredes a su paso. Ya jamás volveré a morir tan levemente, tan fuera del cuerpo, tan inconsciente, como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca, demasiado cerca. Oigo el silbido y veo la escama reluciente de esta palabra, petrificada en abrazo. Él duerme, en este momento, más al alcance de la cajera de un circo ambulante con un solo león, vista una vez en la vida, que de mí que estoy a su lado. Ahora, para ella crece en él el valle de hojas rojas cerrado por una montaña nevada en el aire azul. Estoy demasiado cerca, para caer del cielo. Mi grito sólo podría despertarl

Poemas de J. L. Escudero

De lo qui haiga Noches a esa fonda llegábamos varios y ¿qué van a comer hoy? "Tráigame de lo qui haiga" contestaba Rufino. Después en sobremesa larga de vino iba la conversa subiendo poco a poco desde asuntos menores a totalidades inmanejables. Salíamos a la calle y agarraba cada uno para irse. La noche cerraba así. E otras veces éramos invitados e íbamos a algún otro lugar a no sé qué más. Después fueron desapareciendo amigos íntimos desos si falta uno está el otro, pero finalmente muy pocos van quedando y aparecen suplentes los como para escasamente tener a quien saludar. Así pasa. Y en llegando a topar en esta altura con lo desconocido me pregunta la vida ¿qué vas a pedir vos? Y como ayer en la fonda contestaba Rufino digo yo "tráigame de lo qui haiga" El tiempo Ya sé, vuelvo a intentarlo, voy a hablar del tiempo otra vez y ustedes dirán callate vas a repetir meterte en dificultades. Y a mí qué porque si muchos ya escribieron sobre el tema a mí un bledo me import

El círculo inexistente

El presente proviene del pasado y el futuro del presente. Todo se vuelve uno gracias a esa continuidad. El tiempo es como un círculo cuyos puntos están tan unidos que es imposible determinar dónde empieza y dónde acaba, pues todos los puntos se preceden y se siguen eternamente. Existe, sin embargo, una visión aún más profunda. El pasado ha quedado atrás y ya no existe. El futuro no es nada pues aún no ha llegado. Ni siquiera el presente dura, así que ¿cómo podemos decir que exista si no permanece quieto ni un momento? El Asclepius , diálogo entre Hermes y su hijo.