Poema del amor triste

Adiós.
Interpretemos
el vuelo de las bandadas
que dejan sombras de tijeras en el agua.
Son páginas veloces
escritas en el aire.
Celebración cifrada
de antiguas mutaciones.
Ten paciencia con el río:
adelanta, aquieta,
entrecorta el vuelo.
El agua tiene puntuaciones móviles
y aprender a leerte lleva toda la vida.

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Zumban
en mi boca abejas
atrapadas en su propia miel.
Pero la calle está quieta.
Sorda.
Embotellada en su licor narcótico.
Paciencia.
Algún sol brillará.
Alguna fiesta
animada por globos aerostáticos.
Detrás de las fogatas, las mujeres solas
conversan sobre un hombre que ha dejado de hablar.

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Adiós, amada.
Te veo haciendo equilibrio entre los cables telefónicos
que abren sus brazos al cielo.
La ciudad pudorosa, amor.
Sus voces encerradas en hilitos negros.
Transportadas
por corrientes que nadie
conoce a ciencia cierta
y que da miedo conocer de otra manera.
Sobre la hamaca horizontal de los andamios
los obreros del aire limpian
unos vidrios que nadie mirará.


Fragmentos del "Poema del amor triste" de Eduardo Mileo
Ediciones en Danza, 2001