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Mostrando las entradas de diciembre, 2013

Trece maneras de mirar un mirlo

1 Entre veinte cerros nevados lo único que se movía era el ojo de un mirlo. 2 Yo era de tres pareceres, como un árbol en el que hay tres mirlos. 3 En el viento de otoño giraba el mirlo. Tenía un papel muy breve en la pantomima. 4 Un hombre y una mujer son uno. Un hombre y una mujer y un mirlo son uno. 5 Yo no sé si prefiero la belleza de las inflexiones o la belleza de las insinuaciones, si el nido silbando o después. 6 El hielo cubría el ventanal de cristales bárbaros. La sombra del mirlo lo cruzaba de un lado a otro. La fantasía trazaba en la sombra una causa indescifrable. 7 Oh, delgados hombres de Haddam, ¿por qué imagináis pájaros dorados? ¿No veis cómo el mirlo anda entre los pies de las mujeres que os rodean? 8 Conozco nobles acentos e inevitables ritmos lúcidos; pero también conozco que el mirlo anda complicado en lo que conozco. 9 Cuando el mirlo se perdió de vista señaló el límite de un círculo entre otros muchos. 10

La muerte del fénix

En los himnos que cantamos hay una flauta, en la flauta que nos habita un fuego y en el fuego que encendemos un Fénix verde. En su elegía no he distinguido mi ceniza de tu polvo. Una nube de lilas basta para ocultarnos la jaima del pescador. Camina, pues, sobre las aguas como el Señor. Ella me ha dicho: El recuerdo que llevo de ti no está desierto y ya no hay enemigos para las rosas que surgen de los escombros de tu casa. Un anillo de agua rodeaba la elevada montaña y el Tiberíades era el patio trasero del primer Paraíso. Le dije: la imagen del universo se ha completado en unos ojos verdes. Ella me respondió: Oh, mi príncipe y mi cautivo, guarda mis vinos en tus jarras. Los dos extraños que se han consumido en nosotros son esos que hace un instante han intentado matarnos, los que volverán a sus espadas dentro de poco, los que nos preguntan: ¿Quiénes sois? -Dos sombras de lo que fuimos aquí, dos nombres del trigo que crecen