Entradas

Mostrando las entradas de enero, 2011

Pessoa, Tabaquería

N o soy nada. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada. Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo. Ventanas de mi cuarto, De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe quién es (Y si supiesen, ¿qué sabrían?), Dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente, A una calle inaccesible a todos los pensamientos, Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta, Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres, Con la muerte que mancha de humedad las paredes y hace blancos los cabellos de los hombres, Con el Destino que conduce la carroza de todo por el camino de nada. Estoy hoy vencido, como si supiese la verdad. Estoy hoy lúcido, como si estuviese por morir, Y no tuviese más hermandad con las cosas Que la de una despedida, tornándose esta casa a este lado de la calle La hilera de vagones de un tren, y el silbido de una partida Dentro de mi cabeza, Y una sacudida de mis nervios y un chirriar de huesos al

Del sueño lúcido

¿Y si durmieses y, al dormir, soñases? ¿Y si, en tu sueño, fueses al cielo y allí recogieses un extraña y bella flor? ¿Y si, al despertar, tuvieses la flor en tu mano? Ah, ¿qué pasaría entonces? Samuel Taylor Coleridge What if you slept? And what if, in your sleep, you dreamed? And what if, in your dream, you went to heaven and there plucked an strange and beautiful flower? And what if, when you awoke, you had the flower in your hand? Ah, what then?

La superioridad del día

La noche no posee el colorido de las cosas que su color encubre: no vela el sueño de los hombres. Nunca me atrajeron los oscuros tugurios donde del mundo sensible no subsiste nada, ni el humo, ni los ceniceros,  que colaboran  volviendo al mundo mundo ferviente de matices velados de voces nítidas y sordas amenazas en la noche porque no puede haber paz donde el azul se esconde. Nunca me interesó la esencia enigmática de la tiniebla ni las visiones nocturnas que en la sombra se agigantan ni el arquetipo de los sueños ni la divina extravagancia de los noctámbulos febriles ni el poema solemne: lo trivial es más trivial allá abajo sólo la luz es más luz. El drama comienza con las primeras sombras se encienden las luces y las fogatas y hasta el más idiota vislumbra sus secretos. No es una incógnita. El misterio nocturno se conocerá finalmente pero la verdad del día quedará para siempre velada. Odio la noche por su influencia milagrosa por sus países dormidos o encantados